La obesidad y la diabetes tipo 2 son enfermedades interrelacionadas, y que provocan importantes complicaciones, como problemas cardiovasculares, entre otros. Y es que el sobrepeso no es sólo una cuestión estética, sino, y sobre todo, de salud. En la mayoría de los casos, unos quilos de más no suponen ningún factor de riesgo, pero en otros, da lugar a una serie de consecuencias desastrosas para la salud física y mental: hipertensión, colesterol, triglicéridos, trombofilia, apnea, insuficiencia renal, diabetes, depresión, ansiedad, angustia, inseguridad, etc…
La diabetes tipo 2 o diabetes Mellitus, es una enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo. En estos casos, las soluciones más eficaces, aunque también las que más esfuerzo requieren, son las relacionadas con los hábitos. El sedentarismo, la mala alimentación o el exceso de alcohol están detrás de muchos de estos trastornos del metabolismo.
Hasta el momento, el tratamiento de esta enfermedad consistía en la administración de fármacos, dieta y ejercicio físico. Pero, actualmente hay varias investigaciones en marcha, una de las cuales, partiendo de los trabajos del Dr Rubino y el Dr Cohen, en los que se demuestra la participación fundamental del intestino en el desarrollo de esta enfermedad. Y así, partiendo de este hecho, desde el Instituto Europeo de la Obesidad y la Salud, saben que si excluyen el paso del alimento por determinados tramos del intestino, se puede mejorar la función pancreática, disminuir las cifras de glucemia y curar así esta enfermedad. Esto es posible gracias a la actividad de ciertas hormonas intestinales inducidas por la cirugía. El equipo médico de esta clínica, nos asegura que tras la cirugía de la obesidad en pacientes diabéticos tipo II, más de un 80% alcanza la remisión de la enfermedad y casi un 100% mejoran en su control y en las complicaciones asociadas a la diabetes (HTA, Nefropatía, retinopatía etc.). Esta mejoría se achacó en un principio a la pérdida de peso y la reeducación en la dieta.
Problemas asociados a la obesidad
La obesidad es una alteración provocada por la acumulación de grasa corporal, que supone un grave riesgo para la salud, tanto física como psicológica.
Problemas físicos:
- Diabetes tipo 2 o diabetes Mellitus
- Hipertensión
- Cálculos y problemas de hígado
- Insuficiencia renal
- Accidente cerebrovascular o cardiovascular
- Colesterol y triglicéridos altos
- Osteoartritis
- Osteoporosis
- Apnea del sueño
- Determinados tipos de cáncer
Para determinar que una persona padece obesidad se tendrán en cuenta determinados parámetros, a saber:
Índice de masa corporal
Una persona obesa presenta un índice de masa corporal IMC, de entre 30 y 40, mientras que una que en una con sobrepeso (no obesa), estaría entre 25 y 29.
Medida de la cintura.
La medida de la cintura también es importante a la hora de diagnosticar obesidad. Por norma general se entiende que una mujer sufre obesidad si la medida de la cintura es igual o mayor que 90 cm, y en los hombres de 102 cm. El clásico cuerpo en forma de pera, sería más propenso a padecer esta afección.
Factores de riesgo
Entre los principales factores de riesgo estarían los siguientes:
- La edad
- Los antecedentes familiares
- Hipertensión)
- Colesterol o triglicéridos altos
- Diabetes tipo 2
- Sedentario
- El tabaco
Problemas psicológicos:
La imagen del o de la gordita feliz no siempre se corresponde con la realidad y l@s expert@s advierten de la estrecha relación que existe entre el sobre peso y el estado de ánimo. Así, las personas obesas tienden a padecer más problemas emocionales como:
- Ansiedad, depresión, insomnio, angustia
- Baja autoestima
- Incapacidad para tomar decisiones e inseguridad
- Dependencia emocional
- Sensación de vacío e incapacidad para manejar su propia vida
- Frustración y sentimiento de culpa
- Tendencia a asociar el estado de ánimo con la apariencia externa
- Hipersensible a las críticas
- Dificultad para relacionarse y ostracismo
- Tendencia a buscar e identificar el placer con la comida
La obesidad en niñ@s es, si cabe, un problema aun mayor, por eso debemos permanecer vigilantes con nuestro hijos e hijas y promover desde el hogar unos hábitos de vida saludables, que incluyan el ejercicio físico y la dieta.