La dieta mediterránea está de moda

Hablando de modas, una que está muy al día es la dieta mediterránea. Frente a la epidemia de enfermos por obesidad a nivel mundial en los países desarrollados, también conocidos como los países del hemisferio norte, encontramos extremos obsesionados por la alimentación y la delgadez.

Como siempre se ha dicho, en la medida se encuentra la virtud, y a medio camino entre esos extremos encontramos la dieta mediterránea como manantial de buenos y variados alimentos, poco procesados o nada y  que conservan sus propiedades aportando una extensa cantidad de ricos alimentos, obtenidos directamente de la tierra y del animal, ofreciendo un menú muy variado y polivalente. Pero sobre todo, la virtud de la geografía mediterránea no es solo la cantidad de alimentos sino la forma de cocinarlos.

El equilibrio es la virtud de una buena alimentación

Se puede decir que el gran secreto de la conocida mediterránea no es otro que el equilibrio, o sea, gracias a su variedad podemos huir del abuso de ciertos alimentos más caloríficos que en su justa medida su consumo es recomendable. Otro concepto, como ya hemos adelantado, es el tipo de cocina, o dicho de otro modo, cómo se cocinan los alimentos, cómo se combinan…es obvio que consumir en el mismo plato o en el mismo momento, más de un alimento calorífico no es recomendable, es por ello que la dieta mediterránea es muy agradecida, pues nos permite gracias a su variedad y versatilidad tanto en carnes, vegetales, frutas y pescados poder configurar un menú rico, apetitoso y variado, algo que nuestra salud y nuestro cuerpo nos agradecerán.

Lamentablemente la enfermedad de la obesidad es un problema cada vez más extendido. Se le conoce por enfermedad como también se le conoce al alcoholismo o al tabaquismo, pues no son enfermedades genéticas, muchas veces son situaciones adquiridas por malos hábitos tanto alimenticios como de sedentarismo. Pero la realidad es que enfermedad o no, es un problema que está ahí restando calidad de vida a los afectados y creando un agujero en las arcas de la sanidad pública.

Cuando se estudia los casos de obesidad se encuentran puntos comunes muy extendidos en todos ellos. La falta de ejercicio, el sedentarismo, y la mala, malísima alimentación, y todo esto acaba convirtiéndose en un efecto “pescadilla que se come la cola” pues a mayor gordura, mayor sedentarismo y por ende mayor gordura. Pero hasta llegar a la obesidad hay un largo camino, uno no se despierta un día pesando 300 kg, está claro que puede haber circunstancias genéticas o alguna enfermedad que no ayude, pero siempre se encuentra el factor alimentación como causante o potenciador de esa gordura. Los malos hábitos alimenticios están extendidos como una pandemia y por ello es necesario una educación sobre alimentación desde niños si se quiere atajar el problema, bien lo sabe Michelle Obama que está muy concienciada con el tema y se ha dedicado a fomentar muchas campañas hacia los niños en EEUU para intentar luchar con este gran problema.

El principal problema que existe hoy en día es que la mayoría de la alimentación que encontramos en los supermercados son productos ultraprocesados, o lo que es lo mismo, un compendio de ingredientes nada saludables, ya sea en cereales, galletas, precocinados, productos envasados, bebidas….La gente no ha recibido la educación necesaria para reconocer todo aquello que no es beneficioso para la salud y lo consume a diario en grandes cantidades como la sal, el azúcar y aceites vegetales de origen desconocido. Otro gran problema es el de la comida rápida, bien comprada en supermercados o bien comprada en los restaurantes “FastFood”, comer este tipo de comida es algo que todo el mundo hace, el que más y el que menos, pero hay gente que lo consume a diario, hamburguesas, perritos, tacos, pizza, bebidas azucaradas…. Todo este tipo de alimentos Fast Food no tienen ni de lejos la calidad alimenticia que lo que podríamos elaborar en casa nosotros mismos, pero muchas veces por adicción, por dejadez o por el ajetreo de la vida diaria, se acaba abusando de la comida rápida en lugar de lo que debería ser, la excepción dentro de una dieta equilibrada.

Por otra parte hay quien recurre siempre a cocinar fritos en casa, a todo el mundo le puede apetecer comer algún frito, pero debemos saber y recordar que cualquier cosa frita siempre va a ser más calórica que algo hervido, cocido, o asado. Además el tema de los fritos tiene mucha miga pues cocinar con aceite de oliva siempre será mejor pues aguanta mejor el calor, es más nutritivo y con el calor absorbe menos grasa el alimento frito.

Se puede decir que el aceite de oliva es uno de los alimentos estrella de la dieta mediterránea, y así nos lo recuerdan los olivareros andaluces de Nuestra Señora de los Ángeles, y la verdad es que está justificado ese título. No solo es un aceite muy recomendable para freír y consumir productos menos calóricos al hacerlo, sino que su consumo en crudo es un deleite. Añadir aceite de oliva virgen extra a nuestras ensaladas, tostadas, o cremas entre otros, le aporta una cantidad de beneficios a nuestra dieta que no podemos dejar de aprovechar, pero no solo con eso, es un deleite para el paladar de cualquier comensal. Precisamente todos estos beneficios hoy en día son bien conocidos, no solo entre nuestras fronteras, sino fuera de ellas, a nivel mundial el aceite de oliva virgen extra es muy codiciado, se le conoce como el oro líquido en el mundo de la alimentación y cada vez está más extendido su consumo, la demanda de este producto ha crecido muchísimo quizá por moda, pero lo que está claro es que una vez que se prueba en una mesa, su consumo no se abandona.

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