Cata de vinos: una experiencia para los sentidos

Pocas bebidas cuentan, como el vino, con una extensa y larga tradición cultural a sus espaladas. Las bodegas con más renombre, poseen una dilatada experiencia en la elaboración de los mejores caldos, a lo largo y ancho del planeta. Aunque huelga decir que nuestro país es uno de los mejores y más prestigiosos productores de vino. Junto a los franceses, el vino español, cuenta con infinidad de adeptos y en nuestras bodegas, podemos encontrar autenticas joyas de la producción vitivinícola. Desde la Ribera del Duero hasta Jumilla, sin dejar a un lado La Rioja, Rias Baixas e incluso, el Penedés. Cada región de España cuenta con su propia tradición y denominación de origen que, en gran medida, se equiparan a los vinos franceses con mayor reputación; Burdeos y Borgoña.

Al margen de la situación geográfica de los vinos más notables, cada caldo, ofrece sus matices, aromas y personalidad propia. Para los amantes de la enología, la mejor manera de disfrutar de un buen vino, es conociéndolo y, para ello, se inventó la cata. Esta actividad lúdica no es ninguna novedad, pero si una oferta de ocio que todo el mundo debería probar alguna vez. Sobre todo si te interesa el apasionante mundo del vino.

La mejor manera de sumergirse de lleno en esta apasionante aventura del deleite es hacerlo en una bodega como Bodegas Federico, siempre dispuestos a compartir los secretos para degustar un buen vino. Realizando una cata, no solo aprendes a buscar y encontrar los matices que definen el vino, se aprende a apreciar el mismo a todos los niveles. Pero catar un vino no es solo coger una copa, mirarla y dar un sorbo al contenido, es todo un ritual convertido en arte que conviene hacer como es debido para poder sacar todo el provecho posible a la copa que tenemos delante.

Lo que nos dice el vino en una cata

Como decimos, la cata de vinos es todo un arte, más que apreciado en todo el mundo. Se trata de una práctica que hace posible que se desentrañen los más profundos secretos ocultos en esta bebida milenaria. Sin embargo es fácil caer en el error y no tener muy claro en que consiste una cata de vinos y cuál es su cometido, así como la importancia de que se haga bien. Por esta razón, vamos a contar en este artículo, todo lo necesario sobre las catas de vino y algunos trucos para que se realicen de la manera más adecuada.

Una cata de vinos, no es más (ni menos) que un proceso analítico. Se trata de realizar un análisis que permite obtener una evaluación sobre el vino y entenderlo a través de los sentidos. La finalidad es identificar las características y propiedades que posee el vino, desde su procedencia hasta su calidad. Mediante este proceso, es posible reconocer la variedad de la uva, los métodos de vinificación empleados y las influencias del clima y la localización geográfica que han dado como resultado cada tipo de vino.

La cata de vino, no es algo exclusivo para los profesionales del vino, como pueden ser sommeliers y enólogos, se trata de algo importante para cualquier amante del vino, puesto que permite apreciar y disfrutar más, cada sorbo. Al ser capaces de entender las complejidades y matices que ofrece o contiene cada vino, el disfrute sensorial es máximo.

El objetivo de una cata de vinos, es realizar la evaluación de tres aspectos principales: el aspecto, su aroma y el sabor. A través de estos tres aspectos, es posible obtener una imagen completa del vino, apreciar su calidad, determinar su origen, la variedad de la uva y el método de vinificación que ha sido utilizado.

Hacer una cata de vinos de la forma correcta, conlleva seguir los siguientes pasos:

  • Observación. El primer paso no puede ser otro que observar el color y la claridad que presenta el vino. El color ofrece pistas sobre la edad y la variedad de la uva. Un vino blanco joven, suele ser de color paja claro, mientras que uno tinto, puede ser rubí intenso. Con el tiempo, los vinos blancos tienden a oscurecerse, mientras que los tintos, se decoloran.
  • Olfacción. Este es el segundo paso antes de degustar el vino. Olerlo, permite al catador detectar una amplia variedad de aromas, desde frutales y florales, hasta especias y madera. El aroma del vino puede dar una idea de la variedad de uva, su origen y el proceso de envejecimiento.
  • Degustación. El último paso de la cata: probar el vino. En este primer trago hay que prestar atención a su sabor, textura y final. El sabor del vino puede confirmar o desmentir las impresiones iniciales que se basan en su aspecto y aroma. Por otro lado, permite evaluar su cuerpo (la sensación de peso que produce en boca) y su equilibrio: la armonía entre dulzor, acide, taninos y alcohol.

Existen muchas formas de disfrutar de una cata de vinos. Puede hacerse en plan informal, entre amigos o de forma estructurada, siguiendo las pautas de un sumiller o experto en vinos. Lo importante, es disfrutar de una cata de vino como lo que es: una experiencia sensorial que proporciona una oportunidad para sumergirse en la cultura y la historia de una región vinícola en particular.

Aparte, participar en una cata de vinos, permite desarrollar el paladar y la capacidad de apreciar las complejidades de un buen vino. Sin olvidar que se trata de una actividad socialmente enriquecedora en la que aprende y comparten impresiones y conocimientos, con otros amantes del vino.

Catas y catas

Una cata consiste en un proceso cuidadoso de degustación. En este caso, del vino, que nos permite apreciar y entender sus complejidades. Este aspecto ya ha quedado claro. Por ello, es posible encontrar diversos tipos de cata, diseñados para explorar los diferentes aspectos del vino. Desde la variedad de la uva, hasta las técnicas de elaboración. Ofreciendo cada tipo de cata, una experiencia única al catador.

Una de las mejores formas de probar un vino, es realizar la conocida como cata a ciegas. En esta cata, los participantes, prueban los vinos sin saber qué es lo que están degustando. Se elimina la influencia que ejerce la etiqueta y la marca, lo que permite que los sentidos sean los únicos guías del proceso.

Otro tipo de cata, es la denominada cata horizontal. En esta ocasión, se prueban vinos de la misma añada pero distinto productor o bodega. Con este tipo de cata lo que se hace es comparar diferentes estilos y enfoques de elaboración dentro de una misma categoría de vino. Sin duda, es una excelente forma de llegar a entender la influencia del terruño y las diferentes técnicas de vinificación.

Por el contrario, la cata vertical, consiste en degustar diferentes añadas de un mismo vino, con una misma etiqueta. Con este enfoque, se observa como el vino evoluciona a lo largo del tiempo. Resulta fascinante notar como las condiciones climáticas de cada año afectan al sabor y la estructura del vino. Estas catas en particular, son ideales para poder comprender la capacidad de envejecimiento de un vino y su potencial desarrollo. Por lo general se empieza por la más antigua para finalizar la cata con la más reciente.

En una cata con maridaje, encontramos un evento un tanto diferente. Una cata de vino de maridaje, permite probar diferentes tipos de vino combinados con diferentes platos que permite al catador, explorar la manera en la que los sabores, texturas y aroma del vino, se ven afectados por la interacción con los alimentos. Su objetivo es descubrir cómo algunos alimentos mejoran o cambian la percepción del vino. Se trata de una experiencia sensorial única que permite destacar la sinergia que se produce entre comida y vino.

Para mayor especialización, encontramos las catas temáticas en las cuales, el objetivo se centra en un aspecto en concreto del vino: la variedad de la uva, la región vitivinícola o el método de vinificación. Por ejemplo, una cata de Tempranillo exploraría diferentes tipos elaborados con este tipo de uva, destacando regiones e incluso países.

Si acabas de descubrir que te gusta el vino y quieres aprender sobre este apasionante mundo, nada como una cata de iniciación. Este tipo de catas, están diseñadas para introducir a los asistentes en el mundo del vino, centrándose en aspectos más básicos como la apreciación de los aromas y sabores, la identificación de la uva, regiones y algunos términos técnicos.

Los más expertos, cuentan con las catas profesionales para deleitar a sus sentidos. Esta cata en particular, se dirige a personas que poseen conocimientos más avanzados en enología y buscan una experiencia detallada. Se profundiza en aspectos como la influencia del terruño, la crianza en barrica, la estructura del vino o las técnicas de vinificación empleadas por la bodega.

Sin duda, existen catas para todos los gustos. En cualquier caso, se trata de una experiencia sensorial enriquecedora que sumerge a los asistentes en el apasionante mundo del vino. Desde principiantes hasta expertos pueden disfrutar de una experiencia como la que ofrecen las catas de vino y seguir aprendiendo sobre lo que nos dice cada copa.

 

 

 

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