Al agua patos

Con la llegada del calor, llega la temporada de piscinas. Privadas, publicas, particulares; más grandes, más pequeñas, con trampolín… Hay muchos tipos de piscinas, de obra, de plástico, inflables o de esas que montas en tu jardín. Diversidad a raudales, pero todas con algo en común: el agua y que necesitan llevar un mantenimiento. Tanto en invierno como en verano.

Los expertos en piscinas de MPM nos han dado unos útiles consejos sobre cómo realizar ese mantenimiento, máxime, cuando vayamos a iniciar la temporada de baños.

Como hacer el mantenimiento de una piscina

Hablando de piscinas de gran tamaño, y no de esas inflables que ponemos en el patio para meter los pies, antes de nada hay que llevar a cabo una exhaustiva revisión de las instalaciones.

El técnico o profesional pondrá en marcha esas instalaciones para comprobar si hay algún fallo en las motobombas, el cuadro eléctrico, los filtros o el equipo de desinfección. Tras comprobar que todo está en orden se procederá a realizar una limpieza general de la piscina. Para ello se utilizaran los productos desinfectantes que correspondan. Generalmente un fungicida que eliminara la posible presencia de hongos.

Por igual, se llevará a cabo una puesta a punto de todo lo que se quita de la piscina durante el invierno. Se limpiaran y revisaran todos los componentes como las bolas de propulsión de agua o las escaleras.

Una vez realizadas estas tareas, se procederá a llenar la piscina y así comprobar que todo lo revisado, realmente está en condiciones óptimas.

En algunos casos, si la situación lo requiere, se practicará un tratamiento de choque para que el agua cumpla con todos los parámetros higiénico sanitarios que marca la normativa.

En estos casos, el mantenimiento debe ser llevado a cabo por profesionales que certifiquen que se ha realizado el trabajo y todo está en orden. Pero cuando la piscina es tuya, puedes llevarlo a cabo tú mismo si te sientes con ganas. Para ellos dejamos unos consejos útiles.

Mantén el agua de tu piscina en condiciones óptimas

Cuando se trata de la piscina de tu chalet, puedes llevar a cabo el mantenimiento tú mismo. Lo más importante es la desinfección del agua. Es el medio en el que con más facilidad se puede desarrollar cualquier tipo de vida que resulte perjudicial para la salud.

Para elegir el producto adecuado tienes que tener en cuenta el volumen del agua y el problema que quieres evitar o solucionar.

Calcular el volumen de tu piscina es fácil, sumas la profundidad máxima y la mínima, la divides entre dos; tomas las medidas teniendo en cuenta la forma de la misma (cuadrada, ovalada), y con una formula tendrás el resultado del volumen de agua. No olvidar que cada metro cubico posee mil litros de agua.

Las formulas son las siguientes:

  • Cuadradas o rectangulares: multiplicar el largo por el ancho y por la profundidad media que obtuvimos antes.
  • Ovaladas o redondas: se multiplica el largo por el ancho por la profundidad media y el resultado se divide por 0,785 si es redonda o 0,89 si es ovalada.

Conociendo estos datos ya solo nos queda elegir el tipo de mantenimiento que queremos llevar a cabo.

Regulación del PH: esencial en toda piscina que se precie. El pH mide la acidez del agua. Lo ideal es que se mantenga entre 7 y 7,8 ya que por debajo es signo de acidez y por encima de alcalinidad.

Cloración: se añade cloro al agua ya que actúa como oxidante de los microorganismos presentes en el agua. Existen tres tipos, el hipoclorito sódico, el cálcico (menos agresivo para la piel) y el tricloro que soporta mejor la luz solar sin alterar el pH.

Antialgas: encontrarse algas en la piscina no es buena señal. Su aparición se detecta en el momento en que el agua se adquiere una tonalidad verdosa. Si ocurre eso en tu piscina tendrás que llevar a cabo una limpieza que elimine las algas y hacer uso de un antialgas junto con un lavado de filtros. Una vez que aparecen el tratamiento tiene que llevarse a cabo de forma periódica.

Floculantes: si encuentras que el agua muestra un tono blanquecino y se enturbia, lo más posible es que haya materia en suspensión o exceso de cal. Si descartas un problema de filtrado o un alto contenido de cal aportando floculante, los elementos en suspensión se aglutinaran y bajaran al fondo saliendo por la boquilla o depositándose en las paredes.

Antical: cuando la piscina se llena con aguas duras, es primordial utilizar un antical que elimine la cal que se genera en este tipo de aguas, afectando no solo al pH, también a los sistemas de depuración.

Fungicidas: la humedad y el calor, son los mejores aliados de nuestros enemigos los hongos. En determinadas superficies cercanas al agua, es más que conveniente aplicar fungicidas. Igual de recomendable es el uso de algún calzado por si las moscas.

Con todo esto controlado, solo queda llevar a cabo el mínimo mantenimiento diario:

  • Realizar un análisis del pH y añadir el producto necesario para mantener el equilibrio del pH.
  • Realizar un análisis de los niveles de cal y ajustar los niveles.
  • Limpiar la superficie de hojas, insectos o cualquier otro tipo de vida que no tenga que estar ahí.

Semanalmente, limpiar los skimmers, las paredes y los fondos. Realizar un contralavado que limpie el prefiltro de la depuradora y por último, reponer las pastillas de cloro y el resto de tratamientos necesarios.

Verdaderamente no resulta difícil llevar a cabo el mantenimiento de una piscina. Simplemente hay que tener a mano todo lo necesario y comprobar que los valores estén en orden. Si tienes tu piscina te conviene hacer todos estos pasos para evitar riesgos innecesarios que te lleven a coger una infección.

Si se trata de una piscina de uso comunitario o público, asegúrate de que los mantenimientos se llevan a cabo por el personal acreditado correspondiente y así evitaras por igual, llevarte sorpresas desagradables.

Teniendo en cuenta estos pasos todo estará listo para disfrutar de un chapuzón.

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