Si por motivos de trabajo, de salud, de conciliación familiar o por cualquier otra razón tienes que cambiar tu lugar habitual de residencia para otra ciudad, pueden ocurrir dos cosas: por un lado, que estés encantada y feliz porque lo estás deseando, porque supone el inicio de algo nuevo, nuevas amistades, lugares nuevos por descubrir y nuevas oportunidades, y por el otro, que te encuentres desesperada porque no contabas con ello, porque tus planes se han ido al traste, porque este cambio trastoca toda tu vida. Pero una vez pasado el primer momento hay que tranquilizarse y planificar el traslado, porque en una vivienda no sabemos todo lo que tenemos hasta que nos disponemos a empaquetar. La mejor manera de realizar el traslado con maletas es contratando los servicios de una empresa solvente y especializada en transportes, como es el caso de Star-Cargo, que además de disponer de una póliza de seguros para tus envíos, en caso de que tengas un perro o cualquier otro animal de compañía, dispone también de un servicio de transporte de mascotas.
Una vez con todas tus pertenencias en el nuevo domicilio, y una vez comprado el mobiliario, llega el momento de comenzar a ordenar y colocar la ropa. Esto es un trabajo que llevará tiempo y grandes dosis de paciencia, pero merece la pena, ya que se trata de una forma de organizar por fin el armario, algo que hacemos pocas veces y con lo que al final conseguimos usar nada más que lo último que hemos metido. Seguro que te sientes identificada cuando te digo que yo por ejemplo la ropa recién planchada la pongo sobre el montón y al final siempre cojo la de arriba, que es la que mejor veo, por lo que siempre llevo las mismas cosas.
Pautas para ordenar el armario
Algunas pautas para realizar con éxito el reordenamiento del armario podrían ser:
- Seleccionar y colocar por partes, es decir, por un lado ponemos pantalones, por otro van las camisetas, otro los reservamos para las chaquetas, en otro lado van vestidos…
- Una vez que tengamos estos montoncitos hechos, estudiaremos cada uno de ellos, analizando cada prenda y viendo si merece la pena que vaya al armario o si es preferible desecharla porque ya no nos gusta, porque llevamos tiempo sin ponerla o porque engordamos y ya no nos vale…
- Una vez seleccionadas las prendas que nos quedamos, debemos lavarlas para guardarlas en perfecto estado. Las que son de temporada las colocaremos en el armario y las que no están en temporada las guardaremos en un lugar más a desmano, para ocupar la parte más accesible con la ropa que nos vayamos a poner. Es decir, si estamos en verano aprovecharemos para guardar la de invierno en unas cajas y que así no ocupe tanto espacio. Las cajas deberán estar etiquetadas para saber en todo momento lo que contienen.
- La colocación de las prendas en el armario es clave para optimizar el espacio. Podemos distinguir ropa de trabajo, ropa de ocio, y ropa deportiva, por ejemplo. Y dentro de cada una, por categorías, es decir, todas las camisetas juntas y todos los pantalones juntos, y a su vez por colores de la misma gama o por orden creciente o decreciente. Eso nos hará aprovechar al máximo el espacio y nos dará una sensación de orden cada vez que abramos el armario. Es conveniente que las perchas sean todas del mismo tamaño y estén colocadas en la misma dirección, pues ocuparán menos espacio.
- Siempre debemos situar la ropa que más se utilice al alcance de la mano, reservando las partes superiores del armario para la ropa más ocasional, así como bolsos, sombreros…
- La ropa interior puede guardarse doblada en cajones compartimentados o divididos con separadores.
- Los zapatos debemos guardarlos limpios y para que no se deformen de una temporada a otra mejor con hormas o con papel de periódico en su interior. Debido a la gran variedad y formas (botas, zapatos de tacón, zapato plano, zapatillas de deporte, las poco saludables chanclas…), a veces resulta un poco complicado, pero los zapateros nos facilitan la tarea, así como las cajas de plástico transparente o una foto por fuera de la caja del par de zapatos.
- Los complementos, como collares, puedes colgarlos en el interior de la puerta del armario. Será más cómodo y evitarás que se enrollen. Las pulseras, sortijas y pendientes, en cajitas con separadores, y los cinturones, en perchas ya especiales para ellos o enrollados en cajas redondas para evitar que se deformen. Los fulares, dóblalos o enróllalos, y guárdalos por colores en un cajón.
Seguramente que todo esto te lleva mucho tiempo, incluso un fin de semana, pero al final quedarás contenta, sabrás lo que en realidad tienes y puedes ponerte y verás tu armario y tu casa ordenados.