A Badajoz muchas veces se le conoce como la ciudad más olvidada de Extremadura, y por lo tanto, son muy pocos los que la incluyen en su paso por la región. Sin embargo, es un destino que también tiene un encanto, y no está de más dedicarle al menos un día de exploración y disfrute.
Si te diriges de viaje a Lisboa, puedes hacer una parada de un día para ver lo que Badajoz tiene para ofrecer y luego continuar tu recorrido, te aseguramos que satisfecho por la decisión.
Incluso, muchas veces, solo hace falta unas horas para descubrir lo bueno que tiene para mostrar e irnos con el buen sabor de habernos regalado una parada de exploración que recordar.
Aquí te decimos como aprovechar este tiempo en la ciudad para volverla una parada más que interesante, de la mano del Hotel Condedu de Badajoz, expertos en la organización de actividades y paseos por la zona.
Qué ver y hacer en Badajoz
Badajoz se trata de una ciudad junto a la frontera portuguesa, bañada por el Guadiana y con una historia que se remonta a tiempos de los musulmanes, y que hoy en día tiene una serie de lugares de tractivo turístico que nos van contando sobre su riqueza histórica y cultural:
- La Alcazaba
La Alcazaba de Badajoz es la más grande de las que se conservan en España. Se trata de un recinto de 8 hectáreas que se construyó en el Cerro de la Muela con el fin de proteger la ciudad musulmana fundada por Ibn Marwan en el siglo IX y reforzada en los siglos posteriores por los almohades.
El lugar encierra tanto valor que fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1931 y por lo tanto es el principal atractivo de la ciudad.
En su interior solo se pueden ver algunos vestigios de lo que esta alcazaba solía proteger en tiempos antiguos . Por ejemplo, está el Palacio de los Duques de la Roca (S.XVI) que hoy aloja el Museo Arqueológico Provincial.
Por otro lado, sobre la antigua mezquita, hoy se levanta la Iglesia de Santa María del Castillo, para la cual se cambió la orientación de la cabecera hacia el Este, y se añadieron tres ábsides, y cuya torre se fue haciendo cada vez más alta, con el paso de los años y con el añadido de cada vez más escudos de los obispos del siglo XV.
Aunque posiblemente no puedas visitarlas por dentro, si que puedes admirar su belleza echando vistazos furtivos a través de las ventanas, como un explorador encubierto de lo que un día fue el monumento más grande de la ciudad.
Igualmente, la muralla te hará el día, con su imponencia, sus torres y puertas bien conservadas. Entre las torres, por ejemplo, está la Torre de la Atalaya, también conocida como Espantaperros. Se trata de una torre con forma octogonal, que recuerda a la emblemática Torre de Oro en Sevilla.
Entre las puertas están más bien las Puertas del Capitel y del Alpéndiz, que son las más vistosas, o la Puerta de Carros o Puerta de Yelbes, a las que accedes si llegas en coche a la ciudad. Mientras que, la original puerta árabe fue derribada en 1914 para hacer una entrada más grande para los vehículos rodados. En los años 70 del siglo XX, la puerta árabe fue reconstruida y es la que podemos ver hoy.
- Plaza Alta
Dejando la Alcazaba por la Puerta del Capital, solamente hay que girar a la izquierda para pasar bajo el Arco del Peso y llegar a la Plaza Alta, uno de los lugares más pintorescos que hay que ver en Badajoz.
Este lugar se construyó sobre las casas musulmanas adosadas a la muralla, y cuya edificación duró varios siglos, hasta que por fin se mostró terminada cambiando por completo la vista de la plaza pacense.
Por ejemplo, esta plaza tiene soportales con arcos, lo que la hizo el escenario perfecto para mercados medievales, de esos que vemos en las películas en donde la gente va comprando de puesto en puesto, con algarabía, el paso de mercaderes, todo tipo de mercancías y hasta algunos juglares y representaciones de teatro callejeras.
Luego, con la llegada de la Guerra de Sucesión, a principios del siglo XVIII, se detuvo la construcción de la plaza, dejando una plaza con aire renacentista que en aquellos tiempos, entonces, no fue muy valorada, tanto así que más bien las otras construcciones en el lugar, estaban más bien ocultas, como en el caso del Ayuntamiento que permaneció de esta manera hasta que la plaza se renovó y permitió la mejor apreciación del lugar.
En el centro de esta plaza hubo también un mercado cubierto que fue desmontado hace varias décadas y trasladado al Campus Universitario por su valor arquitectónico. Luego de esto, la plaza volvió a quedar olvidada, y entonces se convirtió en el perfecto escenario de ejecuciones, carreras de caballos y autos sacramentales.
Luego, se erigió el edificio más llamativo de esta a finales del siglo XVII, por el Obispo Marín de Rodezno, y que está decorado con motivos geométricos en color rojo y negro.
Hoy en día, lo que merece la pena de la plaza, además de su arquitectura y los edificios que ahora si se muestran orgullosos, es dar un paseo por las calles a su alrededor, como la Calle San Lorenzo, en cuya entrada se puede ver un arco, motivo que tradicionalmente marcaba la entrada a las aljamas.
En fin, se trata de una plaza que aunque tardó siglos en tener sus pinceladas finales y que paso por momentos de decaimientos arquitectónico y cultural, cuenta entonces una rica historia de la convirtió en un centro donde se celebraron cientos de eventos diferentes. Desde mercados medievales, hasta ejecuciones, sus paredes y calles cuentan una rica historia de vidas antiguas.
- Calle Manuel Cancho Moreno
Hablando de las calles que pueden visitarse en la ciudad, tenemos a la de Manuel Cancho Moreno. Se trata de una calle como cualquier otra en la ciudad, solo que esta está salpicada por algunas pinturas que dan un toque de color a la zona y que de seguro verán su apogeo cuando terminen de restaurar la ciudad.
De hecho, comparándola con todas las demás calles, quizá se puede decir que es al más bonita. Esto porque es como ese tipo de calles que encontramos en Córdoba, toda llena de macetas con flores de muchos colores, que le da como un aire muy alegre y primaveral al lugar.
Y ya en esta parte comenzamos a ver edificios restaurados que sorprenden con algún bar de bonita decoración y algunas mesas al aire libre para que te sientes a deleitarte con la rica comida local.
- Plaza Soledad
Al final de la Calle San Pedro de Alcántara se encuentra la Plaza Soledad, otro de los lugares que ver en Badajoz, principalmente por su selección de edificios para visitar.
Uno de ellos es el Edificio Las Tres Campanas. Se trata de una construcción de estilo modernista que servía como ubicación para grandes almacenes, y que luego, sorprendentemente se convirtió en una juguetería. Así, aunque hoy se encuentra cerrado para el público, se dice que se está construyendo un hotel que planea ser uno de los mejores lugares para alojarse en la ciudad.
También está la Ermita de la Soledad, patrona de Badajoz, seguido por el edificio La Giralda, de estilo regionalista andaluz, el cual ha sido la ubicación de diferentes oficinas de importancia para la ciudad. Lo bonito de ella es su torre, una mini Giralda coronada por el dios Mercurio que fue hecha a modo de miniatura de la conocida Giralda sevillana.
- Calles que ver en el centro de Badajoz
Pero, no todos los lugares que valen la pena en Badajoz quedan en su Plaza Alta, sin no que para ver algunas de ellas tenemos que trasladarnos al centro de la ciudad.
Allí lo primero que encontramos es su Plaza España, a la que puedes llegar por un camino muy directo que te quitará solo unos minutos, o para aquellos de espíritu aventurero, le recomendamos tomar el laberinto de calles estrechas de la ciudad que nos van saludando con diferentes nombres de escritores, políticos, y cómo no, descubridores, por todo el centro histórico de Badajoz.
Así, conoceremos un poco sobre personajes extremeños como Meléndez Valdés y Vicente Barrantes, o el famoso descubridor Hernán Cortés, nacido en Medellín, España.
Lo mejor es que están llenas de vida y de alegría, ya que a nuestro paso nos irán sorprendiendo cantidad de bares y restaurantes, todos con una exquisita oferta gastronómica que no te puedes perder y en donde podrás también vivenciar un poco de la vida local, viendo a sus habitantes en su día a día.
Eso sí, tendremos también que enfrentarnos un poco al abandono de un lugar tan bonito y lleno de historia, pero que aún así se muestra orgulloso de su riqueza cultural y tradicional, siempre abierta para aquel que quiera hacer una corta parada y descubrirla.