Niños y verano ¿con quién se quedan este año?

Llega el verano y un gran número padres y madres se ven en la obligatoriedad de contratar una escuela de verano o guardería estival, o acabar recurriendo a los socorridos abuelos de los pequeños para poder sobrellevar las vacaciones del colegio mientras ellos siguen trabajando. Y es que mientras que los niños tienen más de dos meses de vacaciones, los padres no suelen disfrutar de más de un mes, y muchos de ellos no pasan de los 15 días o la semana de vacaciones en verano.

Lógicamente los niños necesitan de esos dos meses y medio de vacaciones, eso nadie lo discute, pero la dinámica del país, o del sector laboral actual español, no permite adaptar nuestros horarios a esas vacaciones estivales de los niños, por lo que hay que buscar soluciones en cualquier sitio.

Las escuelas de verano y guarderías estivales son una magnifica opción, pero aun así insuficiente ya que la mayoría de ellas dan servicio en junio y julio, pero no en agosto, por lo que sigue habiendo un mes completo en el que, a no ser que puedas cogértelo tú también de vacaciones en el trabajo, tendrás que recurrir a los abuelos si es posible, y si no, hay que echarle imaginación. E incluso aunque puedas dejar a tu hijo o hija en una escuela de verano durante “X” horas, la realidad es que normalmente hablamos de un horario bastante estricto de 9:00 a 13:00 o de 09:00 a 14:00. Los más afortunados, tendrán la posibilidad de dejar a su pequeño a comer en la misma escuela o guardería, pero aun así, como los padres trabajen por la tarde, sigue habiendo un problema de compatibilidad horaria diario.

Escuelas de verano

Las hay de todo tipo. Escuelas creativas de arte, escuelas de natación y actividades, ludotecas e incluso escuelas que tienen un horario similar al del resto del año, ofreciendo clases extraescolares y clases de apoyo a niños y niñas de todas las edades.

No obstante, los psicopedagogos aconsejan que las escuelas de verano se ciñan a actividades lúdicas y juegos educativos dejando a un lado el tema estudio. Marina Blaya, psicopedagoga alicantina, asegura que el aprendizaje a través del juego puede seguir activo durante estos meses estivales pero no así el estudio, ya que los niños necesitan de su periodo de descanso tanto para eliminar el estrés que les produce la escuela (por pequeños que sean) como para “reponer pilas” y sentirse verdaderamente de vacaciones.

Debido a ello, muchísimas escuelas basan sus actividades en natación y juegos de agua, en caso de tener la suerte de poder disfrutar de una piscina, e incluso cuando no la tienen a su alcance llegan a acuerdos con piscinas municipales o ponen en marcha juegos de agua con pistolas, globos y otras posibilidades, a cual más creativa.

También suelen ser muy recurridas las fiestas de disfraces o los juegos en los que el disfraz es el principal protagonista. Los juegos con disfraces son fantásticos pero durante el año lectivo es complicado incluirlos en el currículo escolar, por eso la llegada del verano puede ser un buen momento para ponerlos en práctica. Según los profesionales de Carnaval y Mucho Más, los pedidos de disfraces económicos de escuelas y guarderías a mitad de mayo o primeros de junio suelen dispararse, y es que al disfrazarse, los pequeños aprenden reglas sociales, empatía y educación emocional.

Mientras los niños se convierten en aquello que desean, ya sea en princesas, bomberos, superhéroes o policías, aprenden aptitudes fundamentales para su desarrollo: imaginación, pensamiento abstracto, socialización y atención.

Los Abuelos

La otra opción más viable para la mayoría de los españoles suelen ser los abuelos. Ellos son los que se quedan con los niños, bien en agosto, o bien los dos meses y medio de vacaciones de los pequeños al completo y no creáis que para los pequeños no es positiva también esta opción.  Gracias a la relación que mantienen con sus abuelos, sobre todo en estos meses estivales, ambas parte se benefician.

  • Gracias a los abuelos, los niños aprenderán a crear relaciones saludables con personas de otras generaciones. Además, conocerán de primera mano lo que es solventar algunas dificultades típicas de la edad, y eso les ayudará a entender muchas cosas relacionadas con su contexto social.
  • La mayoría de los abuelos suelen intentar conectar con sus nietos a través del juego y la diversión, por lo que los pequeños acaban teniendo un verano fantástico lleno de actividades.
  • Son un ejemplo a seguir, en la mayoría de los casos, pues los abuelos suelen contar su experiencia, a veces mediante cuentos a veces con historias reales, y el pequeño aprende lo que es una vida de trabajo y de apoyo a la familia.

Los abuelos, por su parte, también se benefician al permanecer activos pues, no solo activan su cuerpo, sino también su mente, y, a no ser que se les sobrecargue, suelen ganar más de lo que pierden.

El problema es que dejando a un lado estas dos opciones, ya pocas nos quedan al alcance de nuestra mano así que si la familia no puede pagar económicamente una escuela de verano y no puede recurrir a los abuelos, bien por falta de ellos, bien por enfermedad o edad de los mismos, los progenitores se ven en la encrucijada de tener que dejar al menor solo en casa, si supera una cierta edad que no suele ser inferior a los 12 años, o debe recurrir a amistades, cuidadores, etc.

Al final, como siempre, lo ideal sería que los Ayuntamientos ofrecieran posibilidades a los padres en modo de guarderías gratuitas o subvencionadas, actividades organizadas con monitores profesionales, e incluso promoviendo campamentos de verano o similares. Estas opciones sí las tienen en otros países como Alemania o Suiza, pero no así los españoles, que ven cómo se les complica el verano cada año pues, compatibilizar es, en realidad, una utopía que casi nadie puede lograr. La vida familiar y laboral, en plenos siglo XXI, es muy difícil de compaginar.

¿Te gusta este artículo?

Compartir en Facebook
Compartir en Twitter
Compartir Linkedin
Compartir en Pinterest