Moda infantil ¿sabemos realmente lo que es?

Hablar de moda dignifica, ineludiblemente, hablar de pasarelas y modistos de última generación, ver las tendencias de las últimas temporadas e intentar vislumbrar cuáles de ellas seguirán en auge y qué otras tendencias saldrán a la palestra. Y todo esto tiene su sentido pero a la hora de la verdad no es precisamente la moda de la pasarela de París, ni la de Milán, ni siquiera la de Barcelona la que lleva la gente de a pie, la sociedad española por la calle.

Grupo Reprepol son una empresa que nutren de moda infantil a muchísimas tiendas españolas que buscan en Reprepol a uno de los mejores mayoristas nacionales. No se trata de comprar la marca o la firma sino de comprar calidad y de que esa calidad se encuentre a buen precio y dentro de los márgenes de la moda más actual.

Cuando era pequeña mi madre tenía extremos realmente notables, lo mismo me compraba vestiditos con lazos de marcas caras y de renombre que me llevaba al mercadillo y me compraba ropas que luego no sabíamos cómo ponerme porque la verdad es que mi madre mucho acierto con la moda nunca ha tenido. Ahora bien, no me parece mal esa mezcla puesto que no es lo mismo llevar a un niño al colegio donde juega en el patio y acaba de barro hasta la coronilla que llevártelo un domingo a pasear por la Explanada de España.

Y es que a veces pecamos de “pijos” y “no pijos”, incluso con los niños. Nos empeñamos en dejar nuestro sello en ellos y no nos damos cuenta de que son niños. Si nosotros queremos vestir de diario con tejanos y camisetas es perfecto, o si queremos hacerlo de traje de chaqueta de Armani, al fin y al cabo somos adultos y sabemos en qué círculo nos movemos a diario y qué fondo de armario debemos tener. Pero unos niños, que ahora están jugando y luego están en un cumpleaños infantil o en la boda de la prima de Burgos no pueden tener un vestuario demasiado unificado, al contrario, tienen que tener ropa para todo que es precisamente lo que pretende el Grupo Reprepol con el catálogo que posee.

Conozco a una chica con dos hijas gemelas a las que se empeña en vestir como si fueran muñecas de porcelana que descansan en la exposición del salón. Yo ante eso me indigno porque, vamos a ver, que son niños, que tienen que jugar y mancharse y obligarlos a estar sentados en un sofá como si fueran adultos de 40 años teniendo una gran conversación sobre la política del país es irrisorio.

No pretendo decirle a los padres lo que deben o no comprarle a sus hijos pero si a los lectores de este blog les interesa mi opinión como aficionada les diré que nunca olviden que los niños son niños y que hasta en una boda de alto standing cuando llevan sus mejores galas acaban jugando en el suelo, o al menos eso es lo que les apetece.

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