¿A qué padre, madre, abuelo o tío no se le ha caído la baba mientras contempla la inmensa cara de entusiasmo, alegría y emoción que pone su hijo/a, nieto o sobrino cuando a duras penas logra desempaquetar y abrir ese regalo con que le acaban de obsequiar? A todos nos gusta recibir regalos, y cuando hablo de todos me estoy refiriendo tanto a niños como a adultos. Recibir un regalo es una muestra de cariño, de amor, de amistad, de gratitud… de la persona que lo entrega hacia el que lo recibe, pero también puede ser un detalle especial con motivo de una celebración como un cumpleaños, el día de reyes, el día de navidad, el santo, la primera comunión…
En la actual sociedad de consumo, a los niños se les regala en exceso y muchas veces sin motivo, lo que ocasiona que pierdan la ilusión y no disfruten de ninguno en especial. Seguramente muchos de nosotros hemos visto la escena de un niño abriendo un sinfín de regalos a pie del árbol de navidad y cómo ansioso rasgaba cada uno de los envoltorios para ver lo que había dentro y, sin parar a apreciarlo, pasa a abrir el siguiente regalo, de tal modo que muchos de estos objetos se quedarán en su caja “olvidados” ya que el niño se decantará por el regalo que más les ha gustado obviando u olvidándose del resto.
Esta “sobredosis” o exceso de regalos puede tener una carga negativa en la educación de los niños, en la que se pueden destacar determinados aspectos como:
– Menosprecio a lo que tienen. Los niños no deberían sentirse o verse desbordados por una gran cantidad de juguetes porque su capacidad de atención no es capaz de procesar tal cantidad de estímulos.
– Niños caprichosos o egoístas. Cuando los niños reciben demasiados regalos automáticamente les restan valor, no comprenden el esfuerzo económico que ha podido representar para sus padres o abuelos y entran en aptitudes consumistas y profundamente egoístas. Debemos quitarnos de la cabeza esa idea absurda de que en la cantidad o en la cuantía económica del regalo está la felicidad del niño.
– Hay que adecuar los regalos a su edad. Tan malo es que tengan juguetes o regalos en exceso como que los que tengan no se correspondan con su edad. Así, a un joven de 5 años no es conveniente regalarle una buena pulsera, mientras que a otro que ya está a punto de hacer la comunión, si que sería interesante regalarle un buen reloj. En este sentido, muchas joyerías cuentan con productos destinados a jóvenes de diferentes edades, para que estos tengan sus primeros obsequios de valor. Así, en Serrano joyeros encontraréis relojes, pulseras o pendientes, entre otros artículos para obsequiar a los más jóvenes de la casa con un buen regalo que le acompañe muchos años.
– Bajo nivel de tolerancia a la frustración. Es muy frecuente ver niños que, en épocas de navidad o de reyes, ya no saben qué pedir o que ante cualquier variación mínima de su pedido experimentan una alta frustración, la cual va seguida de rabietas o berrinches con expresiones del tipo “esto no es lo que he pedido”, “yo quería el otro modelo o la otra marca”, “si no es el que pedí, este no lo quiero” …
– Empobrece la imaginación y la fantasía del niño. Aunque es bueno que los niños tengan juguetes, no debemos olvidar que también se puede jugar sin ellos y es precisamente en esos momentos del juego cuando la imaginación, la fantasía y la creatividad alcanzan su máximo desarrollo.
– Pérdida de ilusión. Cuando el niño está acostumbrado a recibir demasiados regalos puede hacer que pierda la ilusión, no valorando todo aquello que le rodea y que siempre tenga la expresión del “quiero más” en la boca.
Por todo ello, los padres deben aprender a gestionar las expectativas de sus hijos de forma previa, en primer lugar, estableciendo entre los padres unos criterios o acuerdos sobre la crianza y educación de los hijos y en segundo lugar sabiendo explicar al niño que el momento de recibir un regalo es algo especial, un momento mágico que se debe esperar con anhelo y emoción, por lo que debemos incentivar su entusiasmo y hacerles ver lo afortunados que son.
La Primera Comunión
En la vida de un niño/a existen momentos especiales en los que se convierten en el centro de atención, tal es el caso de la celebración de su primera comunión, en la que él es el único y verdadero protagonista de la fiesta. Toda la celebración gira a su alrededor, la organización previa, la elección del traje, la ceremonia, la elección de sus amiguitos como invitados… y por supuesto, los regalos. Son muchas las opciones donde elegir el regalo ideal, siempre teniendo en cuenta los gustos personales de cada niño, desde los juegos creativos hasta la tecnología, pasando por actividades de motor, algo relacionado con la lectura, como un libro o un e-reader, los juegos didácticos, una entrada para un concierto o un instrumento musical, ropa deportiva o un objeto más personal que pueda en cualquier momento recordarle esa fecha tan señalada como un reloj, unos pendientes o una pulsera.