El lujo, por definición, existe para llamar la atención de cuantas más personas mejor. Es algo que trasciende a un solo ámbito de la vida y que, por desgracia, es cierto que no lo pueden disfrutar todas las personas que también se lo merecen. Es algo reservado a unos pocos pero que, como decimos, llama la atención de muchos y que, desde luego, ha existido desde siempre. Ahora, eso sí, no solo los grandes reyes y políticos lo tienen a su alcance, sino que es algo que tú y yo podríamos conseguir si tuviésemos una buena idea y supiésemos cómo explotarla.
En los medios de transporte es donde, en muchas ocasiones, se observa el lujo al que tiene acceso una persona. No solo nos referimos a la gama o marca de la que sea un coche en particular. Queremos decir que hay transportes que, con independencia de su modelo, están ligados a todo lo que implica el lujo. Hablamos de, por ejemplo, un yate. Cuando pronunciamos esa palabra, ya sabemos de antemano que quien lo posea dispone de una cuenta corriente que le puede hacer la vida mucho más fácil durante una gran cantidad de años.
Una noticia publicada en la página web de El Economista indicaba que nuestro país es una referencia en todo lo que tiene que ver con yates de lujo. Y es que no es para menos. Teniendo en cuenta que somos un país que está rodeado por dos mares y un océano y que el clima nos hace disponer de localidades costeras que son propias para veranear, lo que no hubiera sido normal es que España no contara con ese título honorífico del que venimos hablando. Desde luego, está claro que las palabras “España” y “yate” tienen mucho que ver.
Y ojo, que el lujo no solo viene marcado por los yates. Existe también una buena gama de, por ejemplo, aviones de lujo. En una noticia publicada en la web de Vanity Fair, se descubren algunos de los aviones privados de los que disponen los famosos. En la noticia habla, por ejemplo, de Amancio Ortega o de Maluma, pero es cierto que son muchos más famosos los que cuentan con aviones de este tipo, que no son precisamente aviones modestos ni mucho menos. Resulta evidente que a la gente de éxito le llama el poder disponer de medios de transporte de primera línea.
El lujo se transmite, en muchos casos, a través de los medios de transporte en los que se mueve una persona. Y los aviones de lujo y los yates forman parte de esa línea de vehículos que, desde luego, no pasan desapercibidos. Sin embargo, el lujo no es algo que solo se exteriorice, sino que es algo que también forma parte del interior del vehículo. Nos lo cuentan desde Absolute Bretón. Y es que, según nos dicen, ha aumentado el número de personas que ha impulsado la decoración del interior de estos artículos de lujo para sentirse en ellos como en casa.
La verdad es que hay muchas maneras de conseguir que el interior de uno de estos vehículos obtenga ese lujo del que tanto os hemos hablado en lo que tiene que ver con este artículo. Estuches de piel, joyas, accesorios y complementos… Las posibilidades son muchas y, desde luego, nadie duda de que, cuando se tiene dinero, es inevitable pensar en cómo podemos hacer que nuestra vida esté a la altura de lo que realmente merecemos. No es para menos.
Las limusinas, otro ejemplo de lo que os comentamos
En lo que tiene que ver con una calle o carretera, es la limusina la que ocupa el lugar de los aviones de lujo o los yates. Ni que decir tiene que los famosos también disponen de vehículos como estos y que también tratan de decorarlos con todo tipo de elementos que dispongan de esa calidad suprema que tanto desean tener a su alrededor. Desde luego, si algo tienen en común todos esos transportes a los que venimos haciendo mención, es que el lujo es su principal característica definitoria… tanto por dentro como por fuera.
Es evidente que van a seguir existiendo los aviones de lujo privados, los yates, las limusinas… porque son demandas expresas de gente pudiente y que es bastante influyente. Ojalá todos y cada uno de nosotros las pudiéramos disfrutar, pero es evidente que nos tendremos que conformar con verlas en alguna ocasión y atender a su capacidad para llamar la atención, que no es poca y que seguro que nos sorprende. Ni que decir tiene que están hechas también para eso y no solo para que la persona que las pague disfrute con ellas.