El vino es un placer culinario, una afición irresistible e incluso una manera de entender la vida, que traspasa las modas, las épocas y las geografías. Por esta misma razón, disponer de una vinoteca pequeña, como las que se pueden encontrar a buen precio en Export Cave, supone una gran ventaja para los auténticos amantes de los caldos. Pero, no obstante, surge aquí una pregunta fundamental, ¿cómo decidirme por una vinoteca u otra? Pues bien, para realizar una decisión satisfactoria, podemos encontrar una serie de claves orientativas que puedan aligerar nuestras tribulaciones y dilemas.
En primer lugar, las dimensiones de nuestra colección de vinos son las que han de determinar el tamaño de la vinoteca, de igual modo que lo hará a continuación el espacio disponible en nuestra vivienda. Porque, como es natural, será harto difícil instalar una vinoteca para 200 botellas en un piso de 30 metros cuadrados. Asimismo, una vinoteca grande para un consumidor puntual e vino provocará que esta aparezca desangelada y deslucida, al igual que una vinoteca con poca capacidad provocará que al consumidor habitual se le acabe demasiado rápido el suministro de vino. Por otro lado, la elección de una vinoteca u otra dependerá del empleo que se le vaya a dar a los vinos, ya sea para el consumo habitual o para el envejecimiento del caldo durante un periodo de tiempo cuidadosamente prolongado. O ambas cosas, que todo puede ser. En este particular, las condiciones de conservación varían, en relación con la temperatura o el grado de humedad. Siguiendo esta idea, hay que tener en cuenta las condiciones atmosféricas de la estancia donde se va a ubicar la vinoteca para regular con mayor precisión el grado de temperatura y humedad del aparato, ya que no es lo mismo instalarla en una cocina, por lo general sometida a cambios bruscos de temperatura, que en un garaje, más frío y homogéneo.
Uno de los factores determinantes en la elección es optar por una vinoteca dotada de un sistema termoeléctrico o una con compresor. Las ventajas del sistema termoeléctrico es la completa ausencia de vibraciones, tan nocivas para la conservación del vino, sobre todo cuando se prevé su envejecimiento a lo largo del tiempo. Gracias a esta tecnología, el aparato tampoco emite apenas ruido, son sostenibles para el medio ambiente debido a que prescinden de refrigerantes y aceites y, por lo general, requieren menos espacio. Su temperatura interior goza de gran estabilidad y, en el aspecto económico, destaca por su bajo consumo de electricidad, su bajo coste de mantenimiento y por la asequibilidad de las reparaciones. La inversión de tiempo en mantenimiento se reduca a la limpieza de filtro y ventiladores. No obstante, en el aspecto negativo es necesario reseñar las limitaciones de su potencia, que se reflejan en la tardía adquisición de la temperatura adecuada. Esta razón es un gran inconveniente si la vinoteca se instala en estancias calurosas, en habitaciones repletas de electrodomésticos que generen calor o se vive en lugares con veranos intensos, dado que superará con dificultad –si es que lo consigue- los 15 grados centígrados de diferencia respecto al exterior. El esfuerzo, además, afecta gravemente a la vida útil del aparato.
Por el contrario, las vinotecas con compresor poseen un poder de refrigeración mayor, que no se ve afectado en absoluto por las condiciones del entorno, y disfruta asimismo de un rango de temperaturas más amplio, apto para dar cabida a tipos de vino más fríos, cavas y otros espumosos. De ahí que, al mismo tiempo, su variedad de tipologías y modelos sea muy amplia, ya sea destinadas al consumo frecuente de los vinos, sea para su conservación en un compartimento estanco, aislado de los ruidos, las vibraciones y la luz. En cambio, los puntos flacos de las vinotecas con compresor provienen de que, en ciertos modelos, la producción de ruido es notable. No obstante, modelos más recientes han logrado reducir la carga de decibelios derivada del funcionamiento a apenas 40. Otras desventajas son la generación ocasional de pequeñas vibraciones y el gran tamaño de los aparatos, usualmente equipados para albergar 16 o más botellas.