Si hay un elemento, un objeto, que ha ganado presencia en nuestras calles y plazas en el último año, ese es sin duda el referente a las mascarillas. La razón es obvia, y es que se ha convertido en algo obligatorios a causa de los problemas de salud ocasionados por el coronavirus, que ha puesto en jaque a toda la sociedad y que, desde luego, es la mayor amenaza que ha experimentado nuestro país y nuestro mundo en lo que llevamos de siglo XXI. No cabe duda de que, para combatir esta enfermedad, un elemento como la mascarilla ha sido clave. Gracias a ella, se han evitado muchos contagios y, por ende, un número tremendo de muertes.
Una de las cosas que demuestra la importancia de las mascarillas durante esta pandemia es que, al principio, en el mes de marzo del año pasado, el tremendo miedo que se extendió por todo el país tenía mucho que ver con la falta de este material. A medida que fueron pasando las semanas, la mascarilla se convirtió en algo habitual y el riesgo de contagio y muerte disminuyó de una manera considerable. la falta de mascarillas es lo que condujo a las autoridades sanitarias a ordenar un confinamiento domiciliario. Ahora que tenemos mascarillas para todo el mundo, ese tipo de confinamiento no ha sido necesario durante las 24 horas del día.
Una información que vio la luz en la página web del diario La Vanguardia el 5 de marzo del año pasado indicaba que los grandes países de Europa se estaban haciendo con el control de las mascarillas ante lo que se avecinaba. Fueron países que tuvieron la capacidad de prever lo que podía suceder en apenas unas semanas y que finalmente se terminó convirtiendo en una triste realidad. Y es que tener un control sobre la fabricación de mascarillas fue clave para evitar un gran impacto inicial de muertes en un determinado país o región.
Tan importante fue asegurar el abastecimiento de mascarillas por parte de los países que este fue uno de los problemas que surgieron al inicio de la pandemia entre la Unión Europea y Estados Unidos. Eso es lo que apuntaba una noticia de El País. Se trata de un asunto que también hemos padecido en España, en especial cuando Turquía se quedó con un pedido de mascarillas que había solicitado el Gobierno español. Este asunto, que incide directamente en la salud pública de los diferentes países, ha estado a punto de provocar conflictos diplomáticos entre distintas naciones.
Nos encontramos en un momento en el que el cuidado de nuestra salud es más importante que nunca. Cualquier mínimo despiste puede ver igual en un contagio por coronavirus y en una desgracia, no solo en lo que nosotros nos respecta, sino también en lo que tiene que ver con nuestros familiares. Para cuidar de nuestra salud, quién lo iba a decir, el elemento fundamental no ha sido otro que la mascarilla. En Catalinos, mayorista de ropa de mujer al por mayor, nos han comentado que, en el plazo de un año, este ha sido uno de los objetos que han pasado de ser los últimos en la lista de demandas a ser una auténtica referencia en ventas. El motivo es evidente: todos y todas queremos sentir la tranquilidad suficiente que implica mantener al virus a raya.
Debemos mantener las medidas un poco más
Nos encontramos en una fase clave de la pandemia. Los contagios están volviendo a bajar, tal y como sucedió en los meses de mayo, junio o noviembre. Pero ahora tenemos algo que, por aquel entonces, todavía era más propio de la ciencia ficción: hablamos de la vacuna, que está permitiendo inmunizar a la gente contra esta enfermedad y que, desde luego, tiene que servir para que, en caso de que vuelvan a aumentar los contagios, tengamos un mayor colchón de seguridad.
Por eso, tenemos que mantener la guardia alta al menos durante un poquito más. Nos falta un último empujón para eliminar la enfermedad de raíz. Y creemos que lo vamos a conseguir. Ya hay más de un millón de personas que han recibido la vacuna y, aunque esta cifra está avanzando más lentamente de lo que nos gustaría, lo cierto es que está haciendo posible que haya personas que tengan la capacidad necesaria para evitar la enfermedad y, por ende, ni aumentar el número de fallecidos ni contribuir a colapsar las Unidades de Cuidados Intensivos.
La mascarilla, a pesar de todo lo que acabamos de decir, sigue siendo un elemento fundamental. Sobre todo para todas aquellas personas a las que les queda tiempo para ser vacunadas. Desde luego, nadie duda de que hay que seguir apostando por la seguridad de todos y de todas. Y, en los momentos que corren, resulta lógico pensar que lo idóneo continúa siendo protegerse hasta que el peligro y riesgo de contagio y transmisión del virus sea igual a 0.