Conoce la Semana Santa de Badajoz.

Visitar Badajoz en Semana Santa es conocer la ciudad desde otra perspectiva. Ser partícipe de una fiesta que los pacenses viven con intensidad y devoción. Más allá de su carácter religioso, la semana santa es una explosión de color con un fuerte contenido cultural, artístico y antropológico.

La semana santa de Badajoz está declarada Bien de Interés Turístico Nacional. En sus procesiones desfilan verdaderas obras de arte conformadas por las imágenes de los pasos, la orfebrería y los bordados.

Las fiestas de Semana Santa tienen un origen pagano, anterior a la aparición del cristianismo. Celebran la emergencia de la primavera. Cómo después del duro trabajo realizado durante el invierno, los campos florecen y se preparan para dar los frutos que se recogerán en verano.

El judaísmo supo aprovechar esa fiesta popular y la dotó de un contenido espiritual, creando La Pascua Judía. El cristianismo, heredero de esta religión, doy un paso más allá. Representando con la pasión y muerte de Cristo, una analogía de la vida y una puerta abierta a la esperanza.

Durante una semana, el pueblo recrea el calvario que padeció el hijo de Dios. La llegada triunfal a Jerusalén, el domingo de Ramos, representa el final de un largo camino y el comienzo de otro. La llegada de la primavera. Jueves Santo recuerda la última cena y la detención de Cristo en el monte de los olivos. Los sacrificios que deben hacer los campesinos para labrar la tierra.

Viernes santo es el día central. En él se suelen celebrar varias procesiones y un viacrucis. La pasión de Cristo y su muerte en la cruz simbolizan los padecimientos que sufre la gente. Los problemas y enfermedades. Finalmente, el domingo, Cristo resucita, alcanza el gozo eterno. La semana santa concluye con una explosión de alegría. Tras todos los esfuerzos que se han realizado, el campo florece y da sus frutos para todos.

La semana santa tienen un fuerte arraigo en nuestro país. Se puede ver en las emociones que despiertan la salida de los pasos de la Macarena, del Cristo de los Gitanos y del Cachorro, en la Semana Santa de Sevilla. En Murcia, las tallas barrocas de Salcillo salen de las iglesias a las calles. Los tambores atruenan la ciudad de Calanda, en Teruel; y en Esparraguera (Barcelona), el pueblo entero participa en una representación teatral que tiene su origen en el siglo XVII.

Existen otras semanas santas emblemáticas en nuestro país, como la de Zamora, la de Granada, la de Valladolid y, desde luego, la de Badajoz.

Una fiesta popular.

Frente a lo que se pueda pensar, los protagonistas de la semana son el pueblo, no la iglesia. La gente se organiza en cofradías y hermandades, nucleadas en torno a una imagen. Pagan una cuota y son muy celosos de su administración. No permiten la injerencia externa, incluida las de las autoridades civiles y eclesiásticas. El mayor honor que puede tener un socio es ser elegido como hermano o cofrade mayor, y que desfile con el estandarte de su cofradía el día que salen en procesión.

Es la cofradía la dueña de las vestimentas, abalorios y bordados que lucen las imágenes en las procesiones. Voluntarias y voluntarios de la asociación engalanan los pasos antes de que salgan a la calle, con capas, túnicas y flores que han donado algunos miembros o que se han comprado con las cuotas de los hermanos.

Los cofrades acompañan las imágenes, vestidos de nazarenos. Muchas de estas cofradías organizan bandas de cornetas y tambores, y bandas de música que llevan todo el año ensayando para participar en las procesiones de semana santa.

En Jerez de la Frontera, por ejemplo, los costaleros, que llevan los pasos a hombros, debajo de la imagen, hacen ensayos durante meses todas las noches por las estrechas calles del casco antiguo.

Arraigo en Badajoz.

Remarca Spain.info, el portal turístico oficial del Ministerio de Turismo, que la semana santa en Badajoz tiene un fuerte arraigo y una masiva participación. La mayoría de las cofradías de la ciudad fueron fundadas entre los siglos XVII y XVIII. Se sabe que en el siglo XIV ya había cofradías y que en el siglo XVI ya se desfilaba en procesión.

La Hermandad y Cofradía de la Santa Vera Cruz, Santísimo Cristo del Amor y Nuestra Señora de la Consolación se fundó en 1526. Por lo que estamos cercanos a la celebración de su quinto centenario.

Por otro lado, la Cofradía del Santísimo Cristo de la Espina tiene la peculiaridad de ser la única en toda España, cuya Junta de Gobierno está íntegramente formada por mujeres. Hasta hace pocos años, solo los hombres podían ser nazarenos. Por lo que eran las madres y esposas de los penitentes, las que gestionaban la asociación.

La devoción que despierta la semana santa en Badajoz ha hecho que se conserven cofradías centenarias y que se creen otras nuevas a lo largo del siglo XX y lo que llevamos del siglo XXI, como la de la Virgen de la Soledad y la del Santo Entierro.

Los gerentes de hotel Condedu, ubicado en el centro de la ciudad, muy cerca de la Plaza España y de la Catedral, nos comentan que merece la pena ver las procesiones que discurren por el casco antiguo. Por el fervor que despiertan, la belleza del recorrido y por la maestría de los costaleros llevando los pasos por las calles del centro histórico.

Las procesiones más emblemáticas.

Desde el domingo de Ramos hasta el domingo de Resurrección se celebran procesiones casi todos los días. Estos son algunos de los momentos más especiales:

  1. Procesión de la borriquita. Domingo de Ramos.

Badajoz se viste de gala para dar la bienvenida a la semana santa. Turistas y pacenses se concentran a las puertas de la catedral, donde concluye una procesión con palmas que arranca en el barrio de San Roque, atraviesa la puerta de la Trinidad, y todas las cofradías esperan en la Plaza España para recibir a Cristo y a su madre, la Virgen de La Palma.

  1. La Procesión del Cristo de la Espina. Martes santo.

La tarde-noche del Martes Santo, el paso del Cristo de la Espina sale a la calle, acompañado de la Virgen de la Amargura, en una procesión que discurre completamente en silencio, hasta llegar a Plaza España, donde irrumpe un coro de voces.

Ese mismo día, el Santísimo Cristo de la Angustia sale de su templo en el barrio de San Fernando, al otro lado del río, y cruza el Guadiana por el puente viejo solamente alumbrado por cirios. Ya en el casco antiguo, es recibido en la Puerta de las Palmas.

  1. Viernes Santo.

Cuenta la página web Badajoz Cofrade y Monumental que el Viernes Santo por la mañana se celebra en las calles del Barrio del Cerro de Reyes una representación escénica de la pasión de Cristo organizada por la Hermandad de Jesús Obrero y en la que participa gran parte del barrio.

Entre las calles del barrio antiguo y del nuevo se representan 14 estaciones del viacrucis en el que se leen algunos textos que explican las escenas.

En la procesión del viernes santo intervienen algunos de los pasos más bellos de la semana santa pacense, como el Santo entierro, una talla barroca de autor desconocido, realizada a finales del siglo XVII, presumiblemente de la escuela castellana; la Virgen de las Lágrimas, una escultura de madera poli cromada del barroco sevillano; y la Virgen de la Soledad, que participa en la Procesión del Rosario, y que se trata de una talla italiana, también del siglo XVII.

  1. La Procesión del Resucitado.

La madrugada del sábado santo al domingo desfila la Cofradía de Nazarenos de la Sagrada Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. A la mañana siguiente, el paso llevado a hombros de Cristo Resucitado se reúne a las puertas de la catedral con su madre, el paso de María Santísima. Con ello se pone broche final a una semana vivida intensamente por pacenses y visitantes.

Relacionarse en Badajoz en Semana Santa.

La semana santa es una oportunidad para mezclarse con la población de la ciudad. Visitantes y foráneos se entremezclan en un ambiente festivo sin importar la procedencia. Las personas se visten con sus mejores galas para ver las procesiones.

Al finalizar las de la mañana, la gente suele acudir a los bares del casco antiguo a tomar un aperitivo. También es una oportunidad única para salir a comer y degustar la comida típica de estas fechas, donde el bacalao es uno de sus protagonistas, y donde de postre se pueden degustar torrijas, arroz con leche y dulces de semana santa.

Cuando no se celebran procesiones, se pueden visitar las iglesias. Las encontrarás llenas de vida. Aparte de su patrimonio monumental, puedes observar como las cofradías van adornando los pasos antes de que participen en los actos religiosos.

Es una semana en la que la gente vive en la calle. Yendo de un lado para otro y disfrutando del buen tiempo. Visitar Badajoz en semana santa es una experiencia inolvidable, de la que es probable te den ganas de repetir.

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