Los piercings son uno de los complementos estéticos más habituales para decorar partes del cuerpo o del rostro. Pero, ¿de dónde provienen? Te sorprenderá saber cuál es su origen.
La costumbre de perforar partes de la piel es una tradición tan antigua como la civilización humana, extendida por todo lo ancho y largo del planeta. Ligado con frecuencia a rituales culturales y religiosos. Es el caso de la tribu Mursi, en Etiopía. En la que los hombres cazadores se atraviesan la cara con huesos intentando emular la apariencia del animal al que han dado caza.
Es como un tributo a la naturaleza, la cual les ha provisto de alimento y con la que manifiestan, que la esencia del animal cazado aún sigue presente en el cuerpo del cazador. De cara a la comunidad. Los piercings de los hombres reflejan valentía. Mientras que los de las mujeres, más discretos, realzan su belleza.
En el mundo occidental, a finales de los años 60, los hippies comienzan a experimentar con algunas perforaciones en el rostro, aunque no es su rasgo estético más característico. Son los punkis británicos de finales de los años 70 los que empiezan a perforar las orejas y las cejas con imperdibles, para mostrar su rechazo a la estética oficial. Pronto empezarán a extender los piercings a otras partes de cuerpo. Para ellos era un símbolo de rebeldía.
A principios del siglo XXI el uso de los piercings se generaliza. Es un complemento estético que aporta un aire urbano y sobre todo, realza determinadas partes del cuerpo. Cantantes como Britney Spears o Christina Aguilera aparecen luciendo peacings en la nariz, la lengua o el ombligo.
Hoy es un complemento estético socialmente aceptado, totalmente seguro y en el que puedes encontrar una gran variedad de modelos, como se puede apreciar en Piercing & Tattoo, una tienda online especializada en estos complementos, que hace poco he visitado buscando un piercing para regalárselo a mi hija. Me llamó la atención los piercings de titanio para colocarlos en las cejas. Me parecieron bonitos y discretos.
Pero profundicemos un poco más en la historia de este accesorio.
Una historia de 11.000 años.
El digital La Voz de América nos habla de un yacimiento arqueológico situado al sur de Turkia, en la frontera con Irak, en la que a principios del 2024 se descubrieron unas tumbas con una antigüedad de 11.000 años. En ellas, junto al cráneo de los esqueletos se encontraron piedras finas puntiagudas a la altura de donde estaban las orejas y los labios. Lo que da a entender, que fueron colocadas en estas partes de cuerpo como si fuera un piercing y que los difuntos fueron enterrados con ellas.
Algunas muestras dentales de los incisivos inferiores muestran un desgaste anómalo. Lo que da a entender a los arqueólogos que los cadáveres descubiertos usaban piercing en el labio mientras estaban vivos.
Se sabe que esta zona, donde actualmente está el Kurdistan, fue uno de los primeros asentamientos sedentarios del hombre, debido a la fertilidad de sus suelos. Es el comienzo del neolítico. Cuando el hombre deja de ser una especie nómada, cazadora y recolectora y comienza a desarrollar la agricultura y la ganadería.
En el Antiguo Egipto, 3.000 años antes de Cristo, hay constancia de que se usaban diferentes tipos de piercings que se colocaban en las orejas. Simbolizaban el puesto que ocupaba la persona dentro de la jerarquía social. A su vez, se realizaban prácticas de perforación de los labios y la nariz como parte de ceremonias religiosas.
El pueblo maya, en el año 900 antes de Cristo, se perforaban el labio inferior, la lengua y las orejas para colocar en ellos adornos durante la celebración de rituales religiosos.
Un caso curioso son las perforaciones que los soldados romanos se hacían en las orejas cuando regresaban a casa después de concluir una campaña militar. Aquellos piercings eran reflejo de valentía y virilidad.
También se sabe que algunos patricios romanos adornaban partes del cuerpo de sus esclavas sexuales con piercings. Con este gesto querían mostrar el origen exótico de sus concubinas, aunque en realidad no se correspondía con las costumbres de su tierra de origen, sino más bien, los adornos eran una especie de fetiches sexuales.
El significado de los piercings.
El periodista Richard Jiménez señala en un artículo del periódico El Comercio que a día de hoy los piercings son un complemento estético que está en sintonía con dar un toque personal al look que luce cada individuo.
El piercing tiene un potente efecto visual que lo que hace es llamar la atención sobre la parte del cuerpo o del rostro sobre el que se coloca. Así, por ejemplo, un piercing en el ombligo guía las miradas hacia esa parte del cuerpo.
Sin embargo, siempre no ha sido así. A lo largo de la historia, los piercing transmitían un mensaje.
Así, por ejemplo, en la India, los piercing en la parte superior de la oreja o en el lóbulo, lo que reflejaban era la deidad a la que la persona rendía culto. Existía además la creencia bastante extendida de que estos complementos mejoraban la salud y la vitalidad.
En el África subsahariana, los pendientes indicaban la tribu a la que pertenecía la mujer, su edad y su estado civil.
En algunas tribus nativas de Norteamérica, los piercing en la lengua simbolizaban una conexión directa con los dioses. La colocación del piercing se realizaba durante una celebración religiosa, en la que la sangre derramada se recogía en un cuenco y se ofrecía como ofrenda al Dios.
En algunos pueblos precolombinos y en la India, los piercings en la nariz se colocaban a los jóvenes, tanto hombres como mujeres, cuando llegaban a la pubertad para indicar que estaban en edad fértil y que se encontraban solteros. En el momento en el que se comprometían, se les quitaba el adorno.
En algunas tribus africanas podemos ver perforaciones en el labio inferior cuya intención es honrar a los dioses. Se trata de perforaciones exageradas, con un gran palo o hueso atravesando cualquier parte del labio.
El piercing en el ombligo, por otro lado, representa sensualidad.
Existe además una connotación sexual en el mundo del piercing de la que no hemos hablado. Los piercings en los genitales, en los pezones del pecho, en la lengua y hasta en el ombligo aumentan el placer sexual, tanto para quien lo recibe como para quien lo da. Actuando a veces como una caricia, otras como una protuberancia y en otras ocasiones aportando un contraste de frio y de texturas que resulta agradable en algunas prácticas sexuales.
Algunos consejos para su colocación.
A día de hoy la colocación de piercings es un procedimiento bastante seguro. Se utilizan materiales bio-compatibles con el cuerpo humano, que no suelen producir alergias y se realiza en entornos higiénicos y desinfectados. De todos modos, estas son algunas recomendaciones a tener en cuenta durante su colocación:
- Elegir un estudio profesional. Es importante seleccionar un estudio con buenas referencias y a ser posible, que conozcamos su trabajo previamente. Un estudio profesional garantiza que se sigan las normas de higiene y seguridad, reduciendo el riesgo de infecciones y complicaciones.
- Verificar la esterilización del instrumental. Asegúrate de que el equipo de piercing esté esterilizado y que de que el profesional utilice agujas desechables. La esterilización es crucial para prevenir infecciones y para asegurar una cicatrización correcta de la herida.
- Seleccionar el material adecuado. Respecto a la joya que nos vamos a colocar, opta por materiales hipoalergénicos como el titanio, el acero quirúrgico o el oro de alta calidad. Usar materiales de calidad reduce el riesgo de reacciones alérgicas y de irritaciones, facilitando el proceso de curación.
- Sigue las instrucciones de cuidado que te recomiende el profesional. Es fundamental seguir las indicaciones que nos ha dado el profesional sobre cómo limpiar y cuidar el nuevo piercing. Un cuidado adecuado ayuda a prevenir infecciones y asegura una cicatrización rápida y sin problemas.
- Evita tocar el piercing con las manos. No toques ni muevas el piercing con las manos sucias y evita manipularlo excesivamente. Minimizar el contacto con el piercing reduce la posibilidad de introducción de bacterias en la herida abierta y promueve una cicatrización efectiva.
- Considera el lugar y el tiempo donde te has colocado el piercing. Es importante valorar a priori el lugar elegido para colocar la joya. Debe ser un sitio que no interfiera en tus actividades diarias. Por ejemplo, colocarse un piercing en la nariz o en el labio que te lo tienes que quitar cada día por exigencias del trabajo no es una buena idea. Manipulando la joya puede ser que causes una herida sin querer. Otro asunto a tener en cuenta es el tiempo de cicatrización. Algunas perforaciones tardan más tiempo en curar y requieren cuidados especiales. Curiosamente, piercings en apariencia más comprometidos, como los de la lengua, los labios y los genitales suelen ser los que menos problemas dan y antes cicatrizan.
Los piercings son un complemento repleto de datos curiosos, que encierra una historia rica en anécdotas que con frecuencia desconocemos.