Extremadura es una comunidad autónoma con una riqueza histórica, cultural y natural impresionante. En el centro de la región podemos encontrar una gran cantidad de lugares preciosos para visitar y descubrir. Desde pequeñas ciudades medievales llenas de encanto hasta espacios naturales protegidos que ofrecen espectaculares vistas y la oportunidad de observar una variada fauna y flora. El centro de Extremadura es un destino turístico perfecto para aquellos que buscan una experiencia auténtica y enriquecedora.
Nos comentan los gerentes de La Jarilla, un albergue rural ubicado en Plasenzuela (Cáceres), que para ver cómodamente Extremadura, es necesario fijar un centro de operaciones. Los pueblos distan entre sí, entre 30 y 40 kilómetros. Para no perderse lo más interesante es bueno situar el alojamiento en un lugar equidistante. Un sitio que nos permita llegar en unos pocos minutos al lugar que queremos visitar,
Entre los lugares que no te puedes perder se encuentran Trujillo, una joya medieval, ligada al descubrimiento de América, a tan solo 45 minutos en coche de Cáceres. La ciudad de Cáceres, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, con una impresionante arquitectura renacentista y medieval. Montánchez, un hermoso pueblo amurallado ubicado en la Sierra que lleva su nombre. Mérida, la ciudad que fue la capital de la Hispania romana y que hoy cuenta con un gran patrimonio histórico y cultural; y el Parque Nacional de Monfragüe, un impresionante espacio natural protegido que ofrece la oportunidad de observar especies animales como el buitre negro, la cigüeña negra o el águila imperial ibérica.
En este artículo, nos centraremos en estos cinco lugares únicos y especiales que hacen del centro de Extremadura un destino turístico imprescindible. Descubre con nosotros la rica historia, cultura y naturaleza de esta hermosa región de España y déjate sorprender por todo lo que tiene que ofrecer.
Trujillo.
La ciudad está asociada a la conquista de América. En ella nacieron, Francisco Pizarro, conquistador del Perú, y Francisco de Orellana, lugarteniente de su paisano, que una de sus incursiones descubrió el Amazonas. En la plaza Mayor está ubicada la famosa escultura ecuestre de Pizarro, regalo a la ciudad de los escultores norteamericanos Charles Cary Ramsay y Mari Harriman.
La ciudad está habitada desde la época de la prehistoria. Ubicada sobre una gran roca de granito que permite divisar al enemigo por los cuatro costados. Fue asentamiento romano. En el año 711, con la invasión de los árabes, la ciudad se encontraba bajo dominio de los visigodos, aunque la población continuaba siendo hispanorromana.
Los visigodos sometían al pueblo de Trujillo al pago de fuertes tributos y ejercían sobre él un fuerte control represivo. Cuando los árabes tomaron posesión de la ciudad prometieron bajar los impuestos y aceptar la libertad religiosa. Trujillo fue una de esas ciudades en las que convivieron las tres culturas: cristianos, judíos y musulmanes. La extensa plaza mayor de Trujillo tuvo una gran importancia durante la edad media, en ella se celebraba un floreciente mercado que llego a considerarse zona franca, es decir, libre de impuestos. Los árabes construyeron un castillo y amurallaron la ciudad, convirtiéndola en una de las plazas fortificadas más importantes de Al-Ándalus.
La participación de los conquistadores trujillanos en la conquista de América reportó riqueza y esplendor a la ciudad. En torno a la Plaza Mayor se construyeron varios palacios como el Palacio de los Marqueses de la Conquista, el Palacio de los marqueses de Santa Marta y el Palacio de Don Juan Pizarro de Orellana, que funcionó como Casa de Contratación de las Américas, llevando el registro de cuanto llegaba a España del nuevo continente.
La web Turismo de Extremadura recomiendo que de Trujillo no te puedes perder: La Plaza Mayor, las murallas y el castillo árabe, las iglesias de Santa María la Mayor, San Martín y San Francisco y los Palacios de San Carlos, los Marqueses de la Conquista, el de Santa Marta, el de Luis Chaves “El Viejo” y el de Pizarro Orellana.
Montalchez.
A 40 kilómetros de Trujillo se encuentra el municipio de Montalchez. Un pueblo, con una gran importancia en la edad media, construido en la ladera de una montaña bajo un majestuoso castillo medieval. El castillo es de origen romano, aunque fue reforzado por los árabes. Tras pasar durante siglos de unas manos a otras, de cristianos a musulmanes, del reino de León al reino de Portugal, en 1230 se le concede su gobierno a la Orden de Santiago, quien lo convierte en su cuartel general en la región.
El castillo desempeñó un papel importante en las luchas por la corona de Castilla durante el siglo XV, rebelándose contra la reina Isabel La Católica y apoyando las pretensiones al trono de Juana La Beltraneja. Acción que le llevó a sufrir un fuerte cerco de largos años.
En la actualidad, Montalchez es famoso por su jamón ibérico, y por una gama exquisita de embutidos ibéricos como el chorizo, la morcilla extremeña y la patatera, que se curan al frío de sus montes.
Cáceres.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el extenso casco antiguo de Cáceres parece una ciudad renacentista del siglo XV o XVI por la que no ha pasado el tiempo. Uno de esos tesoros patrimoniales que tenemos en nuestro país como la ciudad de Córdoba o la de Toledo. Su papel estratégico durante la reconquista hizo que el rey Alfonso IX de León le concediera unos fueros especiales, declarándola Villa de Realengo.
La idea era crear una ciudad próspera, que atrajera a los colonos y que se creara en ella una fuerte burguesía con base rural que le restara fuerza a los nobles y a las órdenes militares. En su extensa plaza mayor, durante siglos se celebraron importantes ferias de ganado. Fruto de ese desarrollo económico, se levantaron por sus calles imponentes palacetes, casas señoriales y conventos e iglesias como la Con-catedral de Santa María, las iglesias de San Francisco Javier y San Mateo y los conventos de Santo Domingo y San Pablo.
Sin embargo, como nos recuerda el blog de viajes «Viaja por Libre» los orígenes de la ciudad se remontan al paleolítico superior, como se puede apreciar en la Cueva de Matieso. Una cueva a las afueras de Cáceres con pinturas rupestres en muy buen estado de conservación.
La ciudad se encuentra amurallada y dispone de emblemáticas torres medievales como la Torre de Bujano, el arco de la estrella y la torre de los Pozos.
Mérida.
A 73 kilómetros de Cáceres se encuentra Mérida, en la provincia de Badajoz. Capital de la Comunidad Autónoma de Extremadura. La ciudad fue inaugurada por el emperador romano Octavio Augusto en el año 25 antes de Cristo para servir de retiro a los soldados de las legiones que habían participado en la conquista de Hispania. Con el tiempo se convirtió en una de las ciudades romanas más importantes de la península ibérica.
Cuenta con uno de los conjuntos monumentales más extensos y mejor conservados de la presencia romana en nuestro país. Entre ellos destaca el Teatro Romano, en el que en la actualidad se siguen programando obras de teatro, conciertos y eventos culturales. Pero además tenemos el anfiteatro, el circo romano, los acueductos de los Milagros y de San Lorenzo, el puente romano sobre el río Guadiana, la casa de Mitreo, el templo a la diosa Diana y el foro romano, al que se accede atravesando el arco de Trajano.
La ciudad, declarada también Patrimonio de la Humanidad, cuenta con joyas monumentales posteriores como la Con-catedral de Santa María, de estilo románico, la basílica de Santa Eulalia, de la época visigoda, y la iglesia de Nuestra Señora La Antigua, levantada en el siglo XV.
Parque nacional de Monfragüe.
Un poco más al norte, en la provincia de Cáceres, se encuentra este espacio natural, de casi 18.000 hectáreas, declarado reserva natural de la biosfera. Por él, entre montañas, discurren el río Tajo y el Tietar. Está conservado como hábitat natural protegido de especies en peligro de extinción como el buitre negro, el buitre leonado, el águila imperial y la cigüeña negra.
Entre los mamíferos encontramos ciervos, jabalís, conejos, el lirón careto, el gato montés, la nutria, el tejón, la jineta y el meloncillo.
El parque lo visitan anualmente unos 288.000 visitantes. En su interior hay programadas 3 rutas de senderismo, perfectamente señalizadas, con una distancia que oscila de los 7 a los 13 kilómetros.
Para comenzar la visita al parque es recomendable dirigirse al centro de recepción e información de Villarreal de San Carlos. En él te facilitan toda la información necesaria para llegar a los principales miradores y un mapa de carretera para orientarte por el parque.
Dentro de los lugares más emblemáticos se encuentra el castillo de Monfragüe, un castillo árabe en ruinas, que ha sido habilitado como mirador y ofrece unas vistas estupendas sobre el río Tietar. Desde el Mirador del Gitano, situado sobre una peña, se divisa el vuelo de los buitres leonados. Al otro lado del embalse de Torrejón encontramos los miradores de la Higuerilla, la Fresneda y la Portilla del Tietar.
Sin duda, una visita de varios días al centro de Extremadura puede reportarnos una experiencia turística que no olvidaremos en mucho tiempo