Está claro que, para el mantenimiento de una economía nacional y familiar, una actividad como el trabajo es imprescindible. A nadie se le escapa que esta es la manera más eficaz y segura de obtener ingresos, la que nos permite ir conformando nuestra vida e ir cumpliendo nuestros propósitos tanto personales como profesionales. Trabajar es un objetivo que todos y todas nos marcamos a lo largo de la vida y que queremos ver cumplido con la máxima de las celeridades. Y es que no es plato de buen gusto permanecer sin trabajo durante una cantidad de tiempo demasiado larga. Pero sí que es cierto que el trabajo, en muchas otras ocasiones, puede ser objeto de problemas para las personas que lo desempeñan. En primera instancia, ya hemos comentado en alguna que otra ocasión que puede ser la fuente de la que procedan nuestros problemas de ansiedad o depresión, que cada vez son más comunes en el seno de la sociedad en la que nos encontramos. Por otra parte, es evidente que trabajar puede dar lugar a problemas o riesgos para la salud que necesitamos tener controlados de la manera más fiable posible.
