Pocas cosas hacen tanta ilusión a algunos niños como irse de campamento, más aún si lo hacen con sus amigos. Los campamentos tradicionalmente se han celebrado los meses de verano, pero de un tiempo a esta parte se aprovecha cualquier periodo vacacional. A la vuelta de la esquina están ya los campamentos de Navidad.
Los campamentos forman parte de la formación personal de los niños. En ellos ganan autonomía, aprender a vivir sin la protección cercana de los padres. Elevan su autoconfianza, pueden realizar tareas por ellos mismos sin la estrecha supervisión de un adulto. Es un entorno controlado, los niños nunca están solos, pero los monitores se responsabilizan de un grupo y no de un niño en exclusiva. Aprenden a compartir, están inmersos en una práctica colectiva con otros niños las 24 horas del día. En algunos campamentos entran en contacto directo con la naturaleza.
La mayoría de los campamentos navideños se celebran durante 4 o 5 días, respetando las fechas señaladas de reunión familiar: Nochebuena, Nochevieja y Reyes. En estas vacaciones de casi 3 semanas, hay tiempo para que el niño disfrute de su tiempo y de estar con la familia.
Como reconoce el Washington Post, los niños necesitan un espacio propio para desarrollarse, un lugar a parte del mundo de los adultos (sus padres, profesores, etc.) del que no se quieren desconectar, pero tampoco desean estar vinculados a ellos permanentemente. Necesitan un sitio en el que puedan experimentar una sensación de confianza y un sentido de pertenencia. Ese papel lo ocupan los campamentos, donde los niños se interrelacionan entre ellos, con la supervisión a distancia de los monitores. La red que asegura que ante cualquier eventualidad no estarán solos.
Para los niños, el colegio y las actividades extraescolares son una responsabilidad, que no desean eludir, puesto que en ellas suelen estar a gusto, pero es el tiempo que están jugando en el parque con otros niños cuando más libres se sienten. La estancia en un campamento es esa sensación de libertad extendida en el tiempo. Para ellos es como una aventura, que vivirán ellos solos y luego podrán contar a sus padres.
En la actualidad, sobre todo en las ciudades, hay una tendencia a la sobre protección de los niños. Algo que no hemos vivido en generaciones anteriores. Se entiende por qué los padres piensan que no hay un entorno suficientemente seguro para sus hijos. Esa preocupación se ha llevado hasta el extremo en el que los niños no van, ni hacen ninguna cosa fuera del colegio sin estar a la vista de sus padres. Esto forma niños más dependientes e inseguros.
Algunos niños no ven claro irse de campamento, eso es porque no están convencidos de la seguridad del entorno. Salen de su zona de confort. En tal caso no hay que obligarlos, pero lo cierto es que los niños que han probado esa experiencia, superando sus reticencias iníciales, se han decantado por repetir.
Tipos de campamentos.
Actividades Extraescolares Madrid nos indican que a grandes rasgos existen tres tipos de campamentos:
- Campamentos urbanos. Se han puesto de moda en las últimas décadas. Durante gran parte del día, los niños están con otros niños realizando actividades que se han programado para ellos. Pernoctan en casa, por lo que ofrece más tranquilidad a los padres. Es una solución muy utilizada por aquellos progenitores, que durante el periodo vacacional de los niños, están trabajando y no se pueden encargar de ellos.
Con frecuencia se organizan aprovechando las instalaciones del colegio. No es una actividad de la escuela, está organizada por empresas especializadas en impartir actividades extraescolares. En ese tiempo los niños alternan actividades lúdicas como gincanas o juegos populares, con actividades deportivas, otras artísticas como manualidades o pintura; culturales como teatro o música y actuaciones con payasos o magos.
Son habituales los campamentos organizados por una asociación o celebrados en unas instalaciones ubicadas en la ciudad. Desde allí se programan excusiones al campo y otros lugares en los que los niños pueden aprender y divertirse. También están los campamentos de idiomas, en los que los monitores intentan que la relación dentro del grupo se realice en una lengua distinta a la materna (inglés, francés) para que el niño perfeccione su uso.
- Campamentos en la naturaleza. Se realizan en unas instalaciones específicas ubicadas en el campo o la montaña, fuera de un núcleo poblacional, rodeados de un entorno natural. Los padres tienen que llevar a los niños a las instalaciones el día de entrada y recogerlos el día de salida. Los monitores suelen enseñar a los padres las instalaciones para que sepan donde estarán sus hijos los próximos días.
A veces, desde los centros educativos se fletan autobuses para llevar a los niños al campamento. Los infantes duermen en dormitorios colectivos con literas o en cabañas y comen todos juntos en un gran comedor.
Conocidas son las granjas escuelas, donde los niños conviven y realizan las actividades cerca de recintos con animales de granja, llegando a interactuar con ellos.
En estos campamentos los niños entran en contacto con la naturaleza. Con frecuencia hacen excusiones por el bosque y conocen la flora y fauna del lugar.
En estos campamentos descubren actividades nuevas tales como cerámica, tiro con arco, jardinería, deportes como el beisbol, etc.
- Campus deportivos. En invierno se puede llevar a los niños a un campamento en la nieve, cerca de una estación de esquí, en unas instalaciones exclusivas para ellos, en las que entran en contacto con los deportes invernales: esquí, trineo, snowboard, etc. Estas instalaciones disponen de zonas de reunión y de audiovisuales en las que los niños realizan otras actividades y tienen su espacio de esparcimiento.
En verano, pegados a la playa o a un lago, algunos campamentos introducen a los niños en la práctica de deportes acuáticos: Piragua, kayak, surf, windsurfing, vela, etc.
Son frecuentes los campamentos temáticos donde toda la actividad gira en torno a la práctica de un deporte concreto: futbol, baloncesto, tenis, voleibol, etc. En estos campamentos el niño perfecciona un deporte, o simplemente se relaciona con otros niños de su edad practicando una actividad que les gusta.
Preinscripción.
Para que el niño acuda a un campamento deberá preinscribirse lo antes posible, puesto que las plazas son limitadas y ya no se aceptan más cuando está cubierto el cupo. La preinscripción se realiza rellenando un impreso de la entidad organizadora y abonando una señal que suele rondar el 50% de la matrícula.
Los organizadores confirman la pre-aceptación mediante un correo electrónico enviado a los padres. Después se tiene un plazo de varias semanas para abonar el resto del importe. Es frecuente, cuando los niños son pequeños o realizan determinadas actividades, que los padres deban rellenar una autorización que asegura de que están informados de las tareas en las que van a participar, los padres tienen derecho a no autorizarlas. No es un asunto alarmante, es una cuestión de orden, ya que los campamentos son sitios seguros.
Los ayuntamientos de algunas ciudades organizan campamentos urbanos durante los periodos vacacionales de los estudiantes, su preinscripción es diferente y las plazas se asignan por sorteo. Este es el caso de la preinscripción del campamento de Navidad de la Arganzuela, organizado por el Ayuntamiento de Madrid. En él podrán participar niños con edad de 3 a 12 años empadronados en el barrio. El ayuntamiento abre un plazo de siete días para realizar la preinscripción on-line. Diez días después realiza un sorteo entre todos los niños preinscritos y publica la lista definitiva de los admitidos una semana más tarde. Se da un plazo a los seleccionados para abonar la matrícula, que en este caso se corresponde con el desayuno y la comida. Las familias pueden renunciar a la plaza, comunicándolo por correo electrónico diez días antes del comienzo del campamento. La no asistencia del niño con dos causas injustificadas implica la pérdida de plaza.
Al menos 15 días antes del comienzo de la actividad, la organización remite a los padres información sobre las instalaciones, el funcionamiento y el equipamiento con el que los niños se deberán presentar. La familia tiene un tiempo prudencial para dejarlo todo preparado. Lo habitual es que exijan que los niños se presenten con la ropa marcada, de manera que cuando se cambien, esta no se extravíe. Se suele pedir que lleven una mochila con toallas y utensilios de aseo personal recogidos dentro de un neceser.
Cuando los niños se tienen que desplazar a un campamento fuera de su casa, suelen pedir que lleven un saco de dormir, diferentes mudas de ropa acorde con las actividades que van a realizar y calzado apropiado. Supervisado por el monitor, el niño aprende a gestionar su propio equipaje. Piden a los padres un teléfono de contacto, para comunicarles cualquier incidencia que pueda surgir. Aunque los niños lleven móvil, el centro tiene un sistema estricto de comunicación, por el cual las llamadas solo se pueden realizar en un horario determinado, para que no interfieran en las actividades programadas.
Llevar a los niños de campamento son experiencias que no olvidarán en la vida. Ahora, hasta en navidad pueden disfrutar de ellas.